NUESTROS CLIENTES
Escritor
Luis Miguel, autorretrátate, por favor
Soy un castellano depositado en Chamberí. De padre abulense, tierra en que se desarrolla parte de la acción de mi primera novela, Numen divino. Y de madre segoviana; el nombre real de su pueblo natal lo tomo, lo apellido y lo utilizo como topónimo ficticio en mi reciente novela, Madre Victoria.
Diría que me considero autodidacta y heterodoxo (¿anárquico?) en cuanto se refiere a mi percepción de las cosas de este mundo. Me encuentro afinidades con Ignatius J. Reilly, el gordo de La Conjura de los Necios.
Háblanos de tus aficiones
Escribir y leer (más escribir que leer), montar en bicicleta, humillar a mi cuñado jugando al tenis, ¡mentir! Sí, mentir, la virtud que mejor nos define a los autores; y escuchar MÚSICA… Y OBSERVAR, todo en mayúsculas, y plagiar la realidad.
¿Trabajos publicados?
Numen divino (dicen que es metaliteratura, ensayo novelado; yo también lo digo) y Madre Victoria (una reverencia, con v, a la figura materna). Inédito tengo Rosas de Laurel (una obra de teatro a mejorar).
¿Trabajos en ciernes?
Una colección de cuentos (para adultos) y relatos breves, que, espero, conformarán un único volumen.
¿Autores predilectos?
Cervantes preside a mis elegidos; en su narrativa es donde más a gusto bucea mi cuerpo literario. Y otros más: Kafka, Miguel Mihura, Sánchez Ferlosio… Por citar algunos. Desde el punto de vista espiritual, lo más puro que he leído en mi vida es la palabra de Krishnamurti, un místico de la India, una luz desconcertante.
Me gusta hacer a menudo, llamémosle así poesía programática, al son de la MÚSICA siempre en mayúsculas. La OBSERVACIÓN, la MÚSICA, la SOLEDAD, íntimas compañeras de viaje que me elevan a regiones insospechadas.
¿Desde cuándo la vocación de escritor?
En la adolescencia, algo innato despertó en mí; empecé a garabatear poemas y esbozar relatos y novelas que siempre interrumpía y acababa archivando en la papelera. A los treinta y tres, más o menos, me inicié en mi primera aventura seria: una obra de teatro. Más tarde, en un juicioso ejercicio de recopilación de cosas hechas y a medio hacer, y cosas pensadas y a medio pensar, construí el Numen divino, que es un ente que se alimenta de sí mismo. Descansó bastante tiempo en el cajón. Pero, un buen día, mi hermana Lourdes (la mejor representante del mundo) y un servidor decidimos rescatarlas. Entonces, habiéndolas yo mejorado, Lourdes empezó sus impagables gestiones, gracias a las cuales, y al valor que les dio Miguel Ávila Cabezas (profesor de literatura residente en Casablanca), hoy nos encontramos donde nos encontramos.
¿Fuerza humana que detestas y que admiras?
Detesto la soberbia del poderoso, pero, ¡cuidado!, todos gozamos de una parcela de poder (somos poderosos). Admiro la sencillez; un alma sencilla que te sonríe es un ángel.
¿Qué es la ignorancia?
La incapacidad de sonreír.
Muchas gracias Luismi, esperamos que sigas deleitándonos con tus obras.
Madre Victoria nos muestra la fuerza y el coraje que ejercen las madres en general y, en particular, esta madre imaginaria que, es Micaela Rueda. La protagonista nos enseña cómo, pese a la ingratitud de las personas de su entorno, ella se sumerge en su mundo interior intentando ser positiva y ocultando el dolor y la tristeza que le produce no sentirse querida por su verdadera madre. Todo ello la lleva a buscar refugio en el cariño y amparo que le ofrece su tía Petra, con la que siempre se ha sentido más identificada como madre.
Así, la energía que Micaela Rueda transmite y el estilo ameno y de comprensión que manifiesta el autor, sumerge al lector poco a poco en la historia, con un deleite tan sutil, que apenas te das cuenta de cómo avanzas en su lectura, sintiéndote atrapado por la humanidad que destila la protagonista y la sencillez de su estilo narrativo.
Firma la interpretación de la novela Marisa Gómez.
Yo lo titularía “CONOCIENDO A NUESTRO AUTOR”. Vosotros ¿qué opináis?
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