Es difícil encontrar científicos, que digan abiertamente, que este otro mundo (paranormal) que se abre ante nosotros exista en realidad, sin que por ello sean tachados de personas poco cuerdas. Me sorprendió mucho cuando una amiga me escribió contándome que había sido publicada una entrevista en http://www.elperiodico.com/ a Consuelo Barea (matemática y médico), que rozaba lo paranormal en el mundo de los sueños, y además en la que ella misma dice que se juzga de manera peyorativa a las personas que tratan estos temas, ¡cuánta razón tiene! Como es natural devoré dicha entrevista esperanzada con todo lo que una persona, como ella misma no duda en definirse, cuadriculada y seria podría aportarme.
Además de matemática y médico, también es autora de varios libros dedicados especialmente al maltrato de
la mujer. El que recogió mi interés fue
“EL SUEÑO LÚCIDO”, en el que nos enseña a soñar, recordar y utilizar nuestros sueños.
Consuelo argumenta que el sueño es una sofisticada herramienta de aprendizaje, que nos ayuda a enfrentarnos con
la realidad. Cuando soñamos nos encontramos en
la fase Rem, que es un sueño muy vívido, que suele asustar a la gente y puede llevar a experiencias muy trascendentes. En un viaje astral tienes la sensación de que despegas del cuerpo y te elevas, viendo y escuchando todo lo que pasa alrededor. Son sueños que aterrorizan a muchas personas por que todo lo que sentimos es muy real, pero si se aprende a superar este miedo suelen proporcionarnos visiones muy importantes de nuestra vida.
Los niños tienen sueños lúcidos con facilidad, eligen lo que quieren soñar y aprenden soñando. Muchos tenemos premoniciones en sueños, el porcentaje de premoniciones que se cumplen es muy elevado.
Y termino citando una frase que me gustó mucho de una entrevista que la hicieron en
La Vanguardia: “La vida es sueño, pero los sueños son nuestros amigos y maestros que buscan nuestra felicidad. Y nos visitan cada noche: déjelos ayudarle”. Estoy de acuerdo, pero a veces es muy difícil dejarles entrar, sobre todo cuando son premoniciones en las que no disfrutas nada viendo el dolor de un ser querido, y que además no consigues interpretarlas como es debido, hasta que las ves cumplidas.