miércoles, 1 de julio de 2009

PRESENTACIÓN DE “MADRE VICTORIA” EN LA AGRUPACIÓN DE MADRID DEL CLUB C.C.C.

El pasado 26 de junio tubo lugar una pequeña presentación del libro “Madre Victoria” de Luis Miguel Díaz. Contó con la colaboración del rapsoda Daniel Ángel Sánchez, que declamó, de forma soberbia, algunos pasajes del libro, llegando a emocionar al público allí presente (sobre todo a mi, que hizo que derramara alguna que otra lágrima).

Aquí os dejo un video con los pasajes que Daniel Ángel recitó:

También contamos con la presencia de la Crítica literaria Ana Lorenzo, quien dejó demostrado la buena calidad literaria de este gran autor "Luis Miguel Díaz":
“Es la novela de Luis Miguel Díaz, Madre Victoria, una novela madura, bien estructurada, generosa con sus personajes. Los hallazgos que surgían deslumbrantes en su primer libro, Numen divino, brillan aquí con mayor comedimiento, pero también el nivel de la novela se mantiene más uniforme en esta última.
Asistimos, en ella, al transcurso de la vida de Micaela Rueda, la protagonista, desde que nace en un hospital de la gran ciudad, adonde acude Faustina, su madre, y donde la olvida al poco de su nacimiento cuando todos corren a refugiarse en los subterráneos del edificio, siendo rescatada por una enfermera.
No es la historia de Micaela una novela al uso de aprendizaje sentimental, aunque sí haya un crecimiento emocional y psicológico del personaje; no lo es en tanto que en esta novela la acción es importante: Micaela es, por definición, una mujer que actúa, una mujer que se va construyendo una personalidad marcada y que va aprendiendo de los errores cometidos, de los escarmentados en cabeza ajena —como el caso del matrimonio mal llevado de sus padres, por la querencia de Antonio por la bebida—; es también una persona que siente compasión antes que odio, y que se rebela ante la injusticia; es alguien que aprende a amar la tierra y la naturaleza, pero que sabe que hay algo más, algo inasible, que se encuentra a veces entre líneas en un libro, o en un estado al cual puede llegarse contemplando un rayo de luna o escuchando el silencio en un baño en el río, o quizá en lo que ella ya hacía y al leer le pone nombre: «meditar»; es, ante todo, una mujer que quiere vivir y vive. Pero, ¿qué nos dice el título de la obra? Madre Victoria: ¿por qué? Son importantes los títulos muy a menudo. Permítanme que les ponga el ejemplo de otro libro de sobra conocido: Madame Bovary, de Gustave Flaubert. ¿Por qué no Emma, o Emma Rouault, si era la protagonista? ¿Por qué Madame Bovary? Porque Flaubert no nos presenta a una chica desvinculada de todo: nos presenta a una señora casada, mujer de un médico de provincias llamado Charles Bovary, que está inmersa en una sociedad de la que pretende huir —ella, a través de la lectura de novelas románticas—, que cae de nuevo en ella incapaz de escapar, una vez tras otra, incapaz de semejante huida.
Micaela Rueda no busca escapar con la escritura de su «diario» dirigido a esa madre Victoria que inventa: es cuando nota que algo ha cambiado en su actuar cuando comienza a escribir a esa madre que echa en falta. ¿Por qué una madre? Micaela tiene a Faustina, aunque sea una madre cruel y que no la quiera. Tiene, por otro lado, a la tía Petra, que la ha cuidado como una madre, que la ha hecho sentir ese cariño y que la ha criado desde bien pequeña. Y, sin embargo, sabe positivamente que Antonio no es su padre. Tampoco su tío se ha portado con ella como si lo fuera. El cariño de un padre no lo conoce Micaela. Quizá de ahí podamos concluir que Micaela se desdobla en Madre Victoria porque sabe lo que es tener una madre y echarla en falta: tiene el molde y el hueco; es la carencia la que la define, en tanto expresa lo más íntimo de sí misma, Micaela necesita ese trasunto de sí misma en una figura materna que no existe en su vida pero que sí conoce. Una madre coraje con la que se puede sentir identificada y a la que le puede contar todo. Surge entonces la escritura como necesidad de superar la vida, como reflexión, y surge tras la lectura de los clásicos.
Aquí el autor hace un guiño al lector e introduce su primera obra, Numen divino, incluida la obra dramática inacabada que en el libro se escribe Rosas de laurel, como una de las que lee Micaela de la biblioteca de casa de su tía Petra, atribuyendo la autoría al difunto abuelo Díaz. No es nuevo el recurso a la metaliteratura para Luis Miguel Díaz. Y este guiño nos puede dar una pista de la continuidad que hay entre ambas obras, habida cuenta de que en las dos la escritura ocupa un lugar importante en la temática que desarrollan. Si bien es cierto que en Madre Victoria veremos que la escritura es posible solo cuando hay una necesidad de llenar un vacío conocido pero con un atisbo de esperanza, con un punto de rebeldía, con un espíritu inconformista. Si eso no existe, si el vacío es una tristeza demasiado honda, la escritura no surgirá. Si, en cambio, la vida le ofrece a Micaela los personajes que ella crea porque la realidad se los niega, cuando encuentra un trasunto de su madre en personas reales, cuando al fin es feliz, tampoco seguirá escribiendo.
El diario de Micaela dedicado a su madre Victoria es el motivo de que le encarguen un cuento para dos enamorados: ¿quiere eso decir que es posible escribir por encargo, traicionando uno sus principios? No, nada más lejos. Nuestra protagonista solo accede a este requerimiento por sentirse deudora de la mujer a la que va dirigida el regalo del cuento, Matilde, por simpatizar con ella, y, sí, también por algo de vanidad. También Numen divino hablaba de la búsqueda de la gloria por el escritor: nunca es lo fundamental, pero no se puede dejar simplemente a un lado y olvidarlo.
La historia de Micaela Rueda es una historia de desgracia en un medio rural, en un ambiente cerrado de la postguerra española, con personajes bien dibujados, a los que vemos crecer y cambiar, o simplemente envejecer y pudrirse porque no maduran, como fruta cogida antes de tiempo. No es una historia habitual y, sin embargo, podría muy bien ser una historia real. Como dijo Luigi Pirandello cuando le criticaron la credibilidad y verosimilitud de la novela El difunto Matías Pascal, «la realidad es siempre menos creíble que la ficción». Luis Miguel Díaz ata los hilos de la novela como la realidad une los hilos de las historias, dejando sueltos algunos cabos que ya nunca retomaremos, mezclando otros con tal capricho como sólo la vida es capaz de hacerlo, sin intentar hacernos pasar por los caminos trillados de lo creíble, de lo verosímil, de lo coherente porque, ¿qué coherencia hay en los hechos? Es en el personaje de Micaela donde sí se encuentra la coherencia y la maravilla de una mujer que lucha, de una madre que se manifiesta primero por su vaciado, por su molde, y luego plenamente, soberbia en su humanidad.”


Me pareció tan buena la crítica de Ana Lorenzo, que no he podido eliminar ni una sola parte.

Valentín Nieves a través de la palabra nos metió en el interior del libro:
“Es una novela encuadrada en el mundo de la ficción. El segundo libro publicado por el autor que corresponde al afán de hacerse un hueco en la narrativa actual y cuando menos servir de vehículo a la expresión imaginativa más desbordarte que muestra en toda su labor literaria. Empezaremos este comentario diciendo que Madre Victoria corresponde sin duda a la manifestación más evidente del autor de plasmar de forma incontenible la necesidad de expresar las vivencias más contradictorias que la vida puede ofrecer… Es ante todo una manifestación narrativa envuelta en la ambiciosa contemplación de una realidad singular por ello abarca un dilatado periodo de tiempo, no ya sólo de una generación sino de varias. Claro es que el discurrir del tiempo en la misma, se hace de una forma irregular como corresponde al propio ritmo de la vida que en ocasiones discurre monótona y sin alicientes y que en otras los acontecimientos se precipitan de forma irremediable. Es la narración de una vida, la de Micaela, como hilo conductor de una historia que pretende ser un mosaico variopinto sencillo, rudo y cruel del mundo rural de la postguerra… Esta filosofía de vida, que tan sólo es el planteamiento natural de una existencia impuesta, presidirá todos y cada uno de los acontecimientos que jalonan esta historia de encuentros y desencuentros. Tal es así, que todos los personajes que se entrecruzan en este relato tan sólo se alinearan a una de las dos conductas enfrentadas y que serán a favor o en contra de los propios pensamientos de su principal protagonista Micaela...”.


ASISTENTES AL ACTO





PRIMERA PRESENTACIÓN DE "MADRE VICTORIA"








Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que hicieron posible este acto:
Agrupación de Madrid del Club C.C.C., Ana Lorenzo (crítica literaria), Daniel Ángel Sánchez (rapsoda y coordinador de tertulias de C.C.C.), Valentín Nieves (autor y director teatral) y a todos aquellos que nos acompañaron.

Y termino comunicando que en el mes de Octubre realizaremos una segunda presentación con mayor aforo, en la que estaréis todos invitados.