lunes, 13 de octubre de 2008

POLTERGEIST (espíritus burlones)

Hay cantidad de entes, pero sobre todo nos podemos encontrar con los que se denominan espíritus burlones, que se dedican ha hacernos la vida un poquito más divertida, o aterradora, según el punto de vista con el que lo quieras mirar. La palabra poltergeist deriva de dos vocablos alemanes, polter que significa, “ruido” y geist que significa “espíritu”, lo que podríamos decir como espíritu ruidoso, en su traducción literal, que concuerda muy bien con los espíritus burlones.

Algunos entendidos en la materia dicen que el primer indicio de la presencia de un poltergeist, son los golpes y llamadas misteriosas. No sé si en mi caso empezó de esa manera, lo que sí recuerdo es que llamaban a la puerta del comedor cuando estaba viendo la tele, y yo decía mentalmente adelante (gran error, nunca se debe dar permiso). Cuando realmente empezó a asustarme el asunto, fue cuando un rallador que tenía colgado en la pared, se deslizaba hacia un lado, daba un pequeño saltito y caía siempre verticalmente encima de una mesa, además recuerdo vívidamente el ruido que hacía contra los baldosines cuando giraba. Empecé a buscar explicaciones razonables, como que se trataban de las vibraciones producidas por el ascensor del portal cuando subía y bajaba, cosa que enseguida descarté, pues delante de mis ojos, y sin estar en movimiento el ascensor, el rallador comenzó a deslizarse, y además como por impulsos, hasta llegar a caer como siempre completamente recto y horizontal en la mesa, casi se me atraganta el café que estaba tomando en ese momento, lo único gracioso es que mi niña tan chiquitita disfrutó del espectáculo y decía “es magia mami, hazlo otra vez”. Decididamente el rallador dejó de cobrar protagonismo, pues directamente lo metí en un cajón, y de ahí no volvió a salir. Nunca vi levitar ningún objeto, pero si tuve que recoger más de una vez cosas del suelo, como una virgen de Zaragoza que tenía en un recibidor, cada vez que pasaba caía sola. Mi hija tenía el muñeco de Epi que se ríe cuando le aprietas la barriguita, pues era tremendo ver como sin ton ni son se ponía a reír, “me haces muchas cosquillas” decía el mamón sin parar de reírse. Más de cuando que de tarde se oían golpes en la habitación de mi niña, y cuando entraba me encontraba con varios muñecos tirados en el suelo, los colocaba otra vez y pensaba “estaban mal puestos y se han ido escurriendo”, pero ¿y si al salir de la habitación oías otra vez el ruido? Pues eso, dabas media vuelta y otra vez a colocar los dichosos muñecos pensando “Ya se podían dedicar a limpiar en lugar de estar dando tanto trabajo” como decía mi gran amiga. La única forma que tenía de hacer que parase (aunque fuera por un corto periodo de tiempo) era enfadándome (aunque por dentro tenía más miedo que enfado) y gritar a los cuatro vientos que me dejasen en paz. Como digo esta fórmula sólo es efectiva por un corto periodo de tiempo, luego volvía a las andadas. Pero pensándolo ahora que ya pasó todo, en ningún momento pretendió hacerme daño, sólo se hacía notar, como si quisiera decirme algo, pero yo cagueta, no escuchaba más que a mi corazón saliéndose del pecho. Recuerdo que una mañana en la que teníamos que madrugar mucho sonó el despertador, lo apagué y dije a mi marido “cinco minutitos más porfi”, bueno pues pasados los cinco minutos, se oyeron unos golpes fuertes en el baño, que nos hizo levantarnos raudos, veloces y más despiertos que ningún día. Pero lo que realmente me daba más miedo, era cuando me ponía frente al ordenador y estando completamente sola en la habitación, notaba como alguien me acariciaba la mano, y veía horrorizada cómo se me ponía de punta todo el vello del brazo. Un día sin previo aviso, empecé a notar paz y un olor maravilloso a rosas, esa fue la despedida de mi espíritu burlón.

jueves, 2 de octubre de 2008

¿FUE SOLO UN SUEÑO?

Hace unos meses, mi hija se fue con unos amigos a recorrer el cauce de un río. Me asustó la idea y le rogué que fuera con cuidado. Sólo sería un fin de semana, desde el viernes hasta el domingo, pero a mi me parecía demasiado peligroso. No pude convencerla de que se quedara, pero estuve bastante intranquila desde que se marchó.

Aquella noche tuve la pesadilla más horrible de mi vida. Soñé que mi hija tenía un accidente de coche y desperté llorando, pero la sensación de que algo iba mal no se terminó cuando desperté. A la mañana siguiente, era ya domingo. Fui corriendo a la habitación de mi hija y ¡menos mal! Allí estaba durmiendo como un ángel. Aquello me tranquilizó y fui a trabajar contenta de que hubiera vuelto sana y salva.

Sin embargo, cuando llegué a casa, “algo” me dijo que ella no estaba bien. “¿Qué te pasa?”, le pregunté. Me miró seria a los ojos y me dijo: “Tuvimos un accidente de coche. Yo no lo conducía. La carretera tenía una gran cuesta y muchas curvas. Corríamos mucho, demasiado, y de pronto, el coche se le fue de las manos a Julián. Pensé que nos matábamos y también pensé en ti, mamá. Te llamaba”. Nos abrazamos llorando. ¿Es posible que captara el mensaje de socorro que me estaba mandando mi hija desde miles de kilómetros? Sea lo que fuere, doy gracias a la providencia por tener a mi hija sana y salva, pues el coche quedó completamente destrozado.

María Saba Yáñez
Revista Año Cero Nº 20