miércoles, 28 de mayo de 2008

DESPEDIDA DE UN SER QUERIDO

Siempre he sentido y oído cosas que no he podido explicar y que he ignorado por miedo (cobardía quizás, seguro), hasta que me ocurrió la historia que a continuación relato.

Todo comenzó en el año 1991. Por aquel entonces tenía 20 años para cumplir 21.

Mi abuela materna, que vivía con nosotros, se rompió la cadera al caerse de una silla, tenía 91 años, por lo que los médicos dijeron que no se la podía operar y quedó recluida a pasar lo que le quedaba de vida en cama. Fue un mes nada más, pero fue horrible ver como se iba debilitando hasta que dejó de comer.

En una de las conversaciones que tuvimos, cuando aún hablaba, me dijo que se estaba muriendo, a lo que yo contesté: "Aún te quedaba mucho tiempo para estar con nosotros y además tienes que estar en mi cumpleaños" (el 15 de Marzo), "Dios te oiga" me contestó.

A primeros de Marzo estaba en mi habitación con mi sobrina cuando me vino a la cabeza el pensamiento de que mi abuela se estaba muriendo, “qué tontería, pensé”. En ese momento entró un amigo a ver a mi abuela y empezó a llamarnos, todos salimos corriendo y llegamos a tiempo de verla marchar.

Esa noche no pude dormir nada. La puerta de la habitación estaba abierta, y de pronto vi que venía mi abuela por el pasillo, empecé a gritar como una loca. Mi padre se levantó enseguida y encendió las luces, me agarraba diciendo que no pasaba nada, pero yo veía a mi abuela a su lado. Se acercó a mi y me dijo: "Tranquila hija que no te voy a hacer nada, solamente vengo a despedirme". Me dio un beso y se marchó otra vez por el pasillo.

Aunque no volví a verla, por toda la casa seguí notando su presencia y oyendo los lamentos de cuando estaba enferma hasta el día de mi cumpleaños. Ese día fue el último en que la sentí.

Cuando me ocurrió todo esto casi caigo en una depresión, pues tenía sentimientos contradictorios, ya que quería mucho a mi abuela, sin embargo la rechacé cuando vino a despedirse y sentía pánico cada vez que notaba su presencia o escuchaba su voz.

Gracias a una compañera del trabajo logré superarlo, me hizo comprender que mi abuela entendía el miedo que yo sentía.

Quizá sea un sexto sentido con el que creo que todos nacemos y que unos lo desarrollan y otros lo aparcan a un lado, pero a mi me han seguido sucediendo cosas extrañas, que siempre pensé me darían pavor y ahora espero que regresen, pues el año pasado perdí a un ser muy muy querido para mi. Pero esa es otra historia y la contaré más adelante, cuando encuentre fuerzas suficientes, pues aún me duele al pensar en mi querida madre, que desde estas páginas te mando el beso más grande y fuerte que puedo darte. TE QUIERO MAMA.

NOTA: He encontrado esta historia publicada en http://es.geocities.com/pepper_bluees/miedo/adios.htm, he tratado de comunicarme con el dueño del sitio para informarle de mi autoría, por que aunque dejé que la publicara un amigo en su página http://www.leyendasurbanas.com/ la autora sigo siendo yo. Esta historia está bajo una licencia de CREATIVE COMMONS.

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